Ir al contenido principal

Entradas

La lluvia

La lluvia es como tus lágrimas,   que no se dejan consolar. La lluvia es como ese sueño mío, que cae a tierra sin poderlo acariciar, sin poderlo tener entre mis manos, perdiéndose en círculos, sin dejarse hacer realidad. La lluvia, ¡la lluvia!, qué es la lluvia?. Quizás sea el llanto tuyo, tus penas que se desahogan. Quizás sea el llanto mío, por mi opresión que lloran. Quizás sea todo lo que un día fuimos, lo que perdimos al querer ser hoy y ahora,  lo que no pudimos.
Entradas recientes

Cerebro dañado

Cuando la guerra estalla, mírame cara a cara, con todo tu odio. Cuando me ejecutas con metralla, no eres tú quien me mira desde los ojos en tu rostro. Quienes aprietan los gatillos, lo hacen para sobrevivir y que tú no les ejecutes. Y en tus ficticios galones, opuesto está el deber al derecho, para borrar de la faz y la memoria por ideal, por odio o por despecho. Y cuando los años pasan, tu sonrisa es una mueca en tu trastornada facha. Relatas los hechos ido, como gran combatiente en la promesa de un nuevo mundo.

Brisa Infinita

             Brisa Infinita  Memoria es el alma que tanto buscas en tu ser, una existencia sin forma e ilimitada, que deformas o degradas, o que destruyes por siempre hasta que del cielo vuelva a ser.                                                                             Brisa infinita eres, que inquietante, transformas las impresiones de quienes observan pequeñez o inmensidad, enigma o silencio, ser o no ser más que lo de cada cual.  Alguien creó la Tierra Prometida,  que no es la de los sueños  sino la más cruel,  la que nos abofetea el rostro cada día  sometiéndonos a un continuo test.  Memoria es el alma  que mueve todo tu ser,  la que te conduce a la locura,  o la que te guía  tornando tus oscuridades  por claridades.     

Poemas de amor

              Un ensueño En una playa, al otro lado  de un pequeño pueblo, junto a la orilla del mar, solitaria y risueña, había una casa de tela sobre un nido de tierra, y en su interior, una mariposa en flor y una estrella. Eran dos amores solitarios, nadando en el rumor de las olas, abrazados a los ensueños de un duendecillo diminuto que vagaba  sobre pequeños mundos con horizontes de violetas. La mariposa,  con sus ojos cerrados, soñaba con la lectura oyendo la voz  del loco sin rumbo, amante viajero extraño  en busca de amor que con el tiempo se alejó hacia el ocaso al otro lado de la bahía. Reír quisiera algún día, llorar en el consuelo  del atardecer, y en las noches cerradas o de luna, convertir la rosa presumida  en suaves caricias  de compañía.

El amor

Encontrar el amor es saberse enamorada, encajar el dolor y no dar la espalda. El amor es mirar en los ojos y temblarte las entrañas, con un nudo en el vientre que te sube y te quebranta. El amor es el sol que está en tus sueños cuando despiertas cada mañana, y no puedes verlo porque su brillo te ciega la mirada, pero te queda el corazón para saber que lo amas.

Tael el valle

No es que sea lo exento o el poderío, pero la visión de la belleza ejerce una seria contemplación. Tael, no es solo lo que se mira, es más que una ilusión, es lo divino de la vida, es más que la simple y divinizada sensación. Mis ojos quisieran alcanzar todo ello, algunas veces lo llegan a ver, no es solo lo dulce del vivir, si no comprender su estructura y el por qué se niega a desaparecer. No son solo lágrimas que empañan de blanco las montañas, sino el verde que deja la nieve al dejar las aguas correr, y aunque sea por el sol, no conozco nada que de todo un poco le llegue, le llene, y nunca deja de ser. Y el valle está plagado de coyunturas, y aún así muestra lo bello que es, y es pura naturaleza que en los senderos y en los caminos el agua aún se puede beber.

El grito mudo y desesperado

     Hace mucho tiempo que la inmensidad encontró un nido en mí. Ya no sé llorar a solas, sino emitir sonidos como un ave atrapada en un mismo circular vuelo del que no puedo salir. Sus ojos miran los míos, alargando aún más tenebrosas la sombra de mis pensares, en este pequeño cuarto donde vivo en mí, estrecha y diminuta cámara donde crecí y me engrandecí, y de la que no consigo huir. No es difícil introducirme en los agujeros negros de sus pupilas, sino penetrar más allá para saber por qué anula y no quiere que tenga                    inmensa libertad de sentir.