Cuando la guerra estalla, mírame cara a cara, con todo tu odio. Cuando me ejecutas con metralla, no eres tú quien me mira desde los ojos en tu rostro.
Quienes aprietan los gatillos, lo hacen para sobrevivir y que tú no les ejecutes.
Y en tus ficticios galones, opuesto está el deber al derecho, para borrar de la faz y la memoria por ideal, por odio o por despecho. Y cuando los años pasan, tu sonrisa es una mueca en tu trastornada facha. Relatas los hechos ido, como gran combatiente en la promesa de un nuevo mundo.
Comentarios
Publicar un comentario