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Cerebro dañado


Cuando la guerra estalla, mírame cara a cara, con todo tu odio. Cuando me ejecutas con metralla, no eres tú quien me mira desde los ojos en tu rostro.
Quienes aprietan los gatillos, lo hacen para sobrevivir y que tú no les ejecutes.
Y en tus ficticios galones, opuesto está el deber al derecho, para borrar de la faz y la memoria por ideal, por odio o por despecho. Y cuando los años pasan, tu sonrisa es una mueca en tu trastornada facha. Relatas los hechos ido, como gran combatiente en la promesa de un nuevo mundo.

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La lluvia

La lluvia es como tus lágrimas,   que no se dejan consolar. La lluvia es como ese sueño mío, que cae a tierra sin poderlo acariciar, sin poderlo tener entre mis manos, perdiéndose en círculos, sin dejarse hacer realidad. La lluvia, ¡la lluvia!, qué es la lluvia?. Quizás sea el llanto tuyo, tus penas que se desahogan. Quizás sea el llanto mío, por mi opresión que lloran. Quizás sea todo lo que un día fuimos, lo que perdimos al querer ser hoy y ahora,  lo que no pudimos.

Poemas de amor

              Un ensueño En una playa, al otro lado  de un pequeño pueblo, junto a la orilla del mar, solitaria y risueña, había una casa de tela sobre un nido de tierra, y en su interior, una mariposa en flor y una estrella. Eran dos amores solitarios, nadando en el rumor de las olas, abrazados a los ensueños de un duendecillo diminuto que vagaba  sobre pequeños mundos con horizontes de violetas. La mariposa,  con sus ojos cerrados, soñaba con la lectura oyendo la voz  del loco sin rumbo, amante viajero extraño  en busca de amor que con el tiempo se alejó hacia el ocaso al otro lado de la bahía. Reír quisiera algún día, llorar en el consuelo  del atardecer, y en las noches cerradas o de luna, convertir la rosa presumida  en suaves caricias  de compañía.